La mayoría de los plásticos etiquetados como reciclables en realidad no se reciclan. En cambio, a menudo terminan en vertederos o en el medio ambiente, donde se descomponen en micro y nanoplasticos, con graves consecuencias para los océanos, los suelos y las cadenas alimentarias. Aunque la crisis del plástico no se puede resolver únicamente a nivel individual, nuestras decisiones siguen siendo relevantes. Evitar completamente el plástico a menudo es irrealista, pero cambiar de hábitos paso a paso es más efectivo que aspirar a la perfección. Consumir menos es crucial: por ejemplo, evitando la moda rápida con poliéster, pidiendo comida con menos frecuencia y cocinando en casa en su lugar, o evitando bolsas de un solo uso al comprar. Las alternativas reutilizables, desde botellas de agua hasta bolsas de tela, solo tienen sentido si se utilizan regularmente. Una mezcolanza de 'reutilizables' es de poca utilidad. Los pequeños cambios suman: consolidar pedidos en línea, utilizar tiendas sin residuos, optar por jabón sólido o detergente en polvo, y llevar siempre una taza o una botella de agua, todo reduce los desechos. Incluso cuestionar si necesita ciertos artículos a base de plástico como protectores diarios o cosméticos desechables puede reducir su huella ecológica. Dejar de fumar también ayuda: las colillas de cigarrillos son el producto de plástico más comúnmente desechado en el mundo. Evitar el plástico es importante, pero aún más efectivos son cambios de estilo de vida más grandes, como volar o conducir menos y renunciar a la carne y los productos lácteos.
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